El tiempo perdido nunca se encuentraPara ver la receta original pasa por http://www.pepinho.com
Ha llegado el momento de ser sencillo. Para mí, en la mayoría de los casos, lo sencillo suele ser el mejor camino para llegar a cualquier destino. Si el camino es complejo o enredado, algo falla, pues el camino suele ser lo realmente importante en esta vida. El fin ya está escrito. La muerte.
A veces, mi obsesión por disfrutar de la preparación y la creatividad de los platos me ha llevado a ricos platos pero demasiado elaborados para estos tiempos de vida tras las rejas móviles en las que nos encierran las manecillas del reloj. Una de las peores decisiones que he tomado en mi vida, aunque obligada y necesaria, ha sido la de llevar reloj. Hasta lo noto cuando corro con GPS, instintivamente te obsesionas con el tiempo y disfrutas mucho menos de la carrera, aunque entrenes más (y mejor).
Me encantan los bizcochos con cítricos, limón, naranja o lima, algunos de los cuales ya he publicado. No recuerdo si he publicado “mi” bizcocho de limón, aunque sí recuerdo haber publicado hace mucho uno de naranja u otro jugoso de limón. En cakes sé que he publicado mayor variedad, tal vez porque resultan más ¿profesionales? y más duraderos, ideales para llevar de viaje o conservarse muchos días en perfecto estado. Éste que presento es uno de los que más preparo últimamente, un cake con personalidad de bizcocho.
Como digo en el preámbulo de la receta: “El cake es un postre que suele llevar mucha mantequilla. En este caso he disminuido considerablemente la cantidad de mantequilla y he añadido un poco de nata líquida para darle mayor ligereza al bizcocho….”
La técnica más usual de preparar un cake es montar la mantequilla (abundante) con el azúcar para seguir montando la mezcla añadiendo los huevos uno a uno. Así se consigue un bizcocho denso y duradero, pues la materia grasa dificulta la oxidación y pérdida de humedad de la masa. En este caso, por llevar menor cantidad de mantequilla, ésta, la mantequilla, podría tanto montarse con el azúcar u optar por fundida para facilitar su incorporación y darle mayor ligereza. Sé que la última vez la monté con el azúcar pero creo recordar que la mayor parte de las veces la he añadido derretida.
El resultado es un cake ligero que incluso podría hacerse en un molde de bizcocho. La densidad obtenida está a medio camino entre un denso cake de sabor intenso y un bizcocho jugoso. Pese a todo, es importante no obsesionarse con la esponjosidad y sí con su sabor, controlando y reforzando al máximo el aroma a limón.
Personalmente, siempre prefiero mojarlos en algún jarabe una vez cocinados, así incrementamos su frescura y sabor, aunque muchas veces el primer bocado lo dé cuando el bizcocho, todavía caliente, no ha sido bañado en ningún tipo de sirope. Un problema de fuerza de voluntad.
Por último, quisiera hacer una puntualización sobre dos ingredientes: la harina y el impulsor (también llamados polvos de hornear o levadura química). Para los bizcochos es importante que se trate de una harina fina y suave, especialmente confeccionada para ellos. Hasta ahora, a la harina ideal para bizcochos se le solía denominar “harina de repostería”, “harina fina”, “harina para bizcochos”, “cake flour”… Sin embargo, para confundirnos todavía más, la mayor productora de harinas de este estado (Spain) ha decido denominar a la harina de fuerza, rica en gluten e idónea para la preparación de pan u otro tipo de masas fermentadas, como “harina de repostería”. Un verdadero embrollo, la antítesis de la nomenclatura inicial.
Ahora, por lo menos en dónde yo vivo, resulta casi imposible encontrar la harina “especial” para bizcochos a no ser que sea con levadura química incorporada. Por lo que, o usamos harina de propósito general o compramos la harina con la levadura química ya incluida. La segunda opción podría ser la mejor para la mayoría de los casos.
Un neófito podría pensar que añadiendo mayor cantidad de impulsor (polvos de hornear, levadura química…) a la harina conseguiremos un bizcocho más esponjoso y suave. Al contario, existe un porcentaje de levadura química idóneo, normalmente indicado en el envase, por lo que añadiendo mayor cantidad de impulsor sólo conseguiremos que el bizcocho se desmorone (la cantidad de harina no es suficiente para sostener el gas generado) y un desagradable sabor a levadura (una acidez y sabores muy ásperos). Si se duda de la cantidad adecuada, la mejor opción podría ser comprar la harina con “levadura” química ya incorporada (self-raising flour, que dicen en inglés).
(Nota: no sé por qué ha aparecido este párrafo, quizás haya sido un apretón de una idea que surgió en un momento o un comentario en la agenda de Teo. He decidido no borrarloy conservarlo aquí):
“Cuando un niño duerme o sonríe, el mundo se para a los ojos de sus padres. Tras esa aparente pureza que sólo ellos pueden romper están escritas con letras de fuego las bondades, alegrías y desgracias de una vida.
Ese camino indescifrable será para él una aventura y para ellos un mar de dudas. Si difícil es ser padre o madre, más lo es se niño.”
Un archivo en el escritorio.
- Supongo que lo superarás con el tiempo.
- Eso espero.
- Por favor, ¡no lo dé por perdido!, ¡no lo dé por perdido...!
- A veces, cuando nos enfrentamos a nuestros miedos, se desvanecen.
- Te han dicho nos psiquiatras de ese centro que tu madre no ha sabido educarte... (...)
Si me equivoqué dímelo, espero que no me odies por eso... (...)
- Te quiero, mamá.
- Eso espero.
- Al nacer todos nos enfrentamos a los mismos riesgos.
- Dime, ¿eres feliz?
- Pues, supongo, no me lo pregunto demasiado...
-La vida da muchas vueltas... eh
-Sí, sí que las da.
-Espero que seas muy feliz.
-Tampoco me lo planteo demasiado.
-Hay que aceptar "lo que viene" (...)
-J, me he alegrado mucho de verte.
-Gracias, B (...)
- ¿Sigues enamorada de él'
Aunque ya nada pueda devolver la hora...
Cake de limón
El cake es un postre que suele llevar mucha mantequilla. En este caso he disminuido considerablemente la cantidad de mantequilla y añadido un poco de nata líquida para darle mayor ligereza al bizcocho. Además, lleva bastante azúcar, por lo que el jarabe con el que se moje no nocesita ser muy dulce, sólo no necesario (ya a gusto)
(1) Precalentamos el horno a unos 180 º C. Engrasamos y enharinamos las paredes de un molde para cake, aunque también podemos hacerlo en un molde circular, como si se tratase de un bizcocho. Otro modo todavía más sencillo que facilitará desmoldar el cake es cubrir el molde con papel de hornear, así lo hago muchas veces.
Andes de empezar con el postre, fundimos la mantequilla para que no esté demasiado caliente en el momento de incorporarla. Ojo, fundid más cantidad de la indicada y pesad la cantidad exacta en el momento de añadirla.
Los cakes tradicionales acostumbran a llevar más mantequilla y a montarla con el azúcar. Al añadir menor cantidad y fundirla conseguimos un cake más ligero, entre un bizcocho y un cake clásico, dándolo más valor a los aromas del limón. En cualquier caso, alguna vez lo he hecho sin fundir la mantequilla y montándola con el azúcar.
(2) Mezclamos la harina con la levadura química y la sal (Importante: no penséis que cuánto más levadura química mejor, al contrario, lo único que conseguiremos es darle un sabor ácido desagradable y que el postre se desmorone al retirarlo del horno. Si se usa harina con levadura no debe añadirse más). Reservamos.
En un cuenco u olla mediana añadimos el azúcar y la ralladura de los dos limones, intentando que no lleve parte blanca. La parte blanca le da un toque demasiado áspero y agrio. Trabajamos la ralladuras con el azúcar hasta humedecerlo, así le daremos más sabor.
Añadimos los huevos al azúcar aromatizado y montamos la mezcla con un batidor eléctrico de varillas hasta blanquear y que haya crecido considerablemente, como mínimo doblar su volumen inicial.
Añadimos la nata, mezclando delicadamente, la mantequilla y la mezcla de harina, cuidando que no se formen grumos. Si fuese necesario volveríamos a batir un poco la mezcla para que no queden grumos.
(3) Introducimos la mezcla en el monde, dándole un ligero golpe para alisar la superficie, e introducimos en el horno precalentado a unos 180ºC. La temperatura y tiempo de cocción dependen mucho del molde empleado. Lo importante es no abrir la puerta para que no se baje y pinchar el molde para comprobar la cocción cuando veamos que tenga aspecto de estar ya hecho.
Si es un molde de cake, mi preferido en este caso, lo horneamos a 180ºC durante unos 12 minutos, momento en el que bajaremos la temperatura hasta unos 155ºC, y horneamos durante unos 30 minutos más (total de 40-45 min, aproximadamente), hasta que al pinchar con un cuchillo, brocheta o palillo en el centro del cake salga limpio. También puede hornearse a unos 170º C durante un período ligeramente inferior a una hora.
Para un molde circular para preparar bizcocho, no cake, no es necesario bajar la temperatura, pues el bizcocho es más plano y se hace más fácilmente en el interior. Con unos 35-45 min puede ser suficiente.
Retiramos del horno y procedemos a mojar el bizcocho en el jarabe que indico a continuación.
El cake está mejor después de haberlo guardado en el frigorífico envuelto en película de cocina un mínimo de 24 horas.
Jarabe al limón/ron
(1) Hervimos el agua con el azúcar. Cuando el azúcar se haya disuelto, retiramos el jarabe del fuego y añadimos el zumo de limón (si van a tomarlo niños) o ron (para mí mucho mejor ;-)). Guardamos en el frigorífico hasta el momento de usar si no lo vamos a usar de inmediato.
Con el cake todavía caliente, con ayuda de un pincel mojamos el bizcocho generosamente, intentando que se impregne todo el cake. Envolvemos en película de cocina y guardamos en el frigorífico hasta el momento de degustar, como mínimo de un día para otro.
También podemos glasearlo con una mezcla de azúcar polvo (150 gr) con la cantidad suficiente de zumo de limón y/o ron. Le dará un toque delicioso a la superficie del cake.
Antes de tomarlo lo retiraremos del frigorífico (¿una hora?) para que no esté demasiado frío.
Rico, uno de los preferidos de M.
Ha llegado el momento de ser sencillo. Para mí, en la mayoría de los casos, lo sencillo suele ser el mejor camino para llegar a cualquier destino. Si el camino es complejo o enredado, algo falla, pues el camino suele ser lo realmente importante en esta vida. El fin ya está escrito. La muerte.
A veces, mi obsesión por disfrutar de la preparación y la creatividad de los platos me ha llevado a ricos platos pero demasiado elaborados para estos tiempos de vida tras las rejas móviles en las que nos encierran las manecillas del reloj. Una de las peores decisiones que he tomado en mi vida, aunque obligada y necesaria, ha sido la de llevar reloj. Hasta lo noto cuando corro con GPS, instintivamente te obsesionas con el tiempo y disfrutas mucho menos de la carrera, aunque entrenes más (y mejor).
Me encantan los bizcochos con cítricos, limón, naranja o lima, algunos de los cuales ya he publicado. No recuerdo si he publicado “mi” bizcocho de limón, aunque sí recuerdo haber publicado hace mucho uno de naranja u otro jugoso de limón. En cakes sé que he publicado mayor variedad, tal vez porque resultan más ¿profesionales? y más duraderos, ideales para llevar de viaje o conservarse muchos días en perfecto estado. Éste que presento es uno de los que más preparo últimamente, un cake con personalidad de bizcocho.
Como digo en el preámbulo de la receta: “El cake es un postre que suele llevar mucha mantequilla. En este caso he disminuido considerablemente la cantidad de mantequilla y he añadido un poco de nata líquida para darle mayor ligereza al bizcocho….”
La técnica más usual de preparar un cake es montar la mantequilla (abundante) con el azúcar para seguir montando la mezcla añadiendo los huevos uno a uno. Así se consigue un bizcocho denso y duradero, pues la materia grasa dificulta la oxidación y pérdida de humedad de la masa. En este caso, por llevar menor cantidad de mantequilla, ésta, la mantequilla, podría tanto montarse con el azúcar u optar por fundida para facilitar su incorporación y darle mayor ligereza. Sé que la última vez la monté con el azúcar pero creo recordar que la mayor parte de las veces la he añadido derretida.
El resultado es un cake ligero que incluso podría hacerse en un molde de bizcocho. La densidad obtenida está a medio camino entre un denso cake de sabor intenso y un bizcocho jugoso. Pese a todo, es importante no obsesionarse con la esponjosidad y sí con su sabor, controlando y reforzando al máximo el aroma a limón.
Personalmente, siempre prefiero mojarlos en algún jarabe una vez cocinados, así incrementamos su frescura y sabor, aunque muchas veces el primer bocado lo dé cuando el bizcocho, todavía caliente, no ha sido bañado en ningún tipo de sirope. Un problema de fuerza de voluntad.
Por último, quisiera hacer una puntualización sobre dos ingredientes: la harina y el impulsor (también llamados polvos de hornear o levadura química). Para los bizcochos es importante que se trate de una harina fina y suave, especialmente confeccionada para ellos. Hasta ahora, a la harina ideal para bizcochos se le solía denominar “harina de repostería”, “harina fina”, “harina para bizcochos”, “cake flour”… Sin embargo, para confundirnos todavía más, la mayor productora de harinas de este estado (Spain) ha decido denominar a la harina de fuerza, rica en gluten e idónea para la preparación de pan u otro tipo de masas fermentadas, como “harina de repostería”. Un verdadero embrollo, la antítesis de la nomenclatura inicial.
Ahora, por lo menos en dónde yo vivo, resulta casi imposible encontrar la harina “especial” para bizcochos a no ser que sea con levadura química incorporada. Por lo que, o usamos harina de propósito general o compramos la harina con la levadura química ya incluida. La segunda opción podría ser la mejor para la mayoría de los casos.
Un neófito podría pensar que añadiendo mayor cantidad de impulsor (polvos de hornear, levadura química…) a la harina conseguiremos un bizcocho más esponjoso y suave. Al contario, existe un porcentaje de levadura química idóneo, normalmente indicado en el envase, por lo que añadiendo mayor cantidad de impulsor sólo conseguiremos que el bizcocho se desmorone (la cantidad de harina no es suficiente para sostener el gas generado) y un desagradable sabor a levadura (una acidez y sabores muy ásperos). Si se duda de la cantidad adecuada, la mejor opción podría ser comprar la harina con “levadura” química ya incorporada (self-raising flour, que dicen en inglés).
(Nota: no sé por qué ha aparecido este párrafo, quizás haya sido un apretón de una idea que surgió en un momento o un comentario en la agenda de Teo. He decidido no borrarloy conservarlo aquí):
“Cuando un niño duerme o sonríe, el mundo se para a los ojos de sus padres. Tras esa aparente pureza que sólo ellos pueden romper están escritas con letras de fuego las bondades, alegrías y desgracias de una vida.
Ese camino indescifrable será para él una aventura y para ellos un mar de dudas. Si difícil es ser padre o madre, más lo es se niño.”
Un archivo en el escritorio.
- Supongo que lo superarás con el tiempo.
- Eso espero.
- Por favor, ¡no lo dé por perdido!, ¡no lo dé por perdido...!
- A veces, cuando nos enfrentamos a nuestros miedos, se desvanecen.
- Te han dicho nos psiquiatras de ese centro que tu madre no ha sabido educarte... (...)
Si me equivoqué dímelo, espero que no me odies por eso... (...)
- Te quiero, mamá.
- Eso espero.
- Al nacer todos nos enfrentamos a los mismos riesgos.
- Dime, ¿eres feliz?
- Pues, supongo, no me lo pregunto demasiado...
-La vida da muchas vueltas... eh
-Sí, sí que las da.
-Espero que seas muy feliz.
-Tampoco me lo planteo demasiado.
-Hay que aceptar "lo que viene" (...)
-J, me he alegrado mucho de verte.
-Gracias, B (...)
- ¿Sigues enamorada de él'
Aunque ya nada pueda devolver la hora...
Cake de limón
El cake es un postre que suele llevar mucha mantequilla. En este caso he disminuido considerablemente la cantidad de mantequilla y añadido un poco de nata líquida para darle mayor ligereza al bizcocho. Además, lleva bastante azúcar, por lo que el jarabe con el que se moje no nocesita ser muy dulce, sólo no necesario (ya a gusto)
- 170 gr. de harina de repostería.
- 4 gr. de levadura química (impulsor, polvos de hornear, Royal…)
- 2 pizcas de sal.
- 220 gr. de azúcar.
- Ralladura de 2 limones grandes.
- ~180 gr. de huevos (3 grandes)
- 90 gr. de nata líquida 35% MG.
- 65 gr. de mantequilla fundida.
(1) Precalentamos el horno a unos 180 º C. Engrasamos y enharinamos las paredes de un molde para cake, aunque también podemos hacerlo en un molde circular, como si se tratase de un bizcocho. Otro modo todavía más sencillo que facilitará desmoldar el cake es cubrir el molde con papel de hornear, así lo hago muchas veces.
Andes de empezar con el postre, fundimos la mantequilla para que no esté demasiado caliente en el momento de incorporarla. Ojo, fundid más cantidad de la indicada y pesad la cantidad exacta en el momento de añadirla.
Los cakes tradicionales acostumbran a llevar más mantequilla y a montarla con el azúcar. Al añadir menor cantidad y fundirla conseguimos un cake más ligero, entre un bizcocho y un cake clásico, dándolo más valor a los aromas del limón. En cualquier caso, alguna vez lo he hecho sin fundir la mantequilla y montándola con el azúcar.
(2) Mezclamos la harina con la levadura química y la sal (Importante: no penséis que cuánto más levadura química mejor, al contrario, lo único que conseguiremos es darle un sabor ácido desagradable y que el postre se desmorone al retirarlo del horno. Si se usa harina con levadura no debe añadirse más). Reservamos.
En un cuenco u olla mediana añadimos el azúcar y la ralladura de los dos limones, intentando que no lleve parte blanca. La parte blanca le da un toque demasiado áspero y agrio. Trabajamos la ralladuras con el azúcar hasta humedecerlo, así le daremos más sabor.
Añadimos los huevos al azúcar aromatizado y montamos la mezcla con un batidor eléctrico de varillas hasta blanquear y que haya crecido considerablemente, como mínimo doblar su volumen inicial.
Añadimos la nata, mezclando delicadamente, la mantequilla y la mezcla de harina, cuidando que no se formen grumos. Si fuese necesario volveríamos a batir un poco la mezcla para que no queden grumos.
(3) Introducimos la mezcla en el monde, dándole un ligero golpe para alisar la superficie, e introducimos en el horno precalentado a unos 180ºC. La temperatura y tiempo de cocción dependen mucho del molde empleado. Lo importante es no abrir la puerta para que no se baje y pinchar el molde para comprobar la cocción cuando veamos que tenga aspecto de estar ya hecho.
Si es un molde de cake, mi preferido en este caso, lo horneamos a 180ºC durante unos 12 minutos, momento en el que bajaremos la temperatura hasta unos 155ºC, y horneamos durante unos 30 minutos más (total de 40-45 min, aproximadamente), hasta que al pinchar con un cuchillo, brocheta o palillo en el centro del cake salga limpio. También puede hornearse a unos 170º C durante un período ligeramente inferior a una hora.
Para un molde circular para preparar bizcocho, no cake, no es necesario bajar la temperatura, pues el bizcocho es más plano y se hace más fácilmente en el interior. Con unos 35-45 min puede ser suficiente.
Retiramos del horno y procedemos a mojar el bizcocho en el jarabe que indico a continuación.
El cake está mejor después de haberlo guardado en el frigorífico envuelto en película de cocina un mínimo de 24 horas.
Jarabe al limón/ron
- 150 gr. de agua
- 60-70 gr. de azúcar
- 30 gr. de zumo de limón/ron o similar.
(1) Hervimos el agua con el azúcar. Cuando el azúcar se haya disuelto, retiramos el jarabe del fuego y añadimos el zumo de limón (si van a tomarlo niños) o ron (para mí mucho mejor ;-)). Guardamos en el frigorífico hasta el momento de usar si no lo vamos a usar de inmediato.
Con el cake todavía caliente, con ayuda de un pincel mojamos el bizcocho generosamente, intentando que se impregne todo el cake. Envolvemos en película de cocina y guardamos en el frigorífico hasta el momento de degustar, como mínimo de un día para otro.
También podemos glasearlo con una mezcla de azúcar polvo (150 gr) con la cantidad suficiente de zumo de limón y/o ron. Le dará un toque delicioso a la superficie del cake.
Antes de tomarlo lo retiraremos del frigorífico (¿una hora?) para que no esté demasiado frío.
Rico, uno de los preferidos de M.